Cristo ejercita el oficio de Rey. sujetándonos a sí mismo, rigiendo y defendiéndonos, y restringiendo y venciendo a todos sus enemigos y los nuestros. Sal. 110:3; Mateo 28:18–20; Juan 17:2; Sal. 2:6–9; Sal. 110:1–2; Mateo 12:28; 1 Cor. 15:24–26; Col. 2:15.